De la mano de una madre estelar,
mi corazón sonríe y espera.
Como esos niños de ojos grandes y misteriosos,
tocado de gracia, mi corazón
mira en las cosas las profecías cumplidas.
Dueño de mi corazón que me sostiene,
estoy pensando en el riguroso vivir
mientras la hora desciende hasta la soledad radical
de mis huesos sobrevivientes.
Ésta es mi sustancia comunicada,
ni dentro ni fuera de mí, yo mismo,
un mismo aire, yo, surtidor del mundo.
Soy exacto en el contorno de todas las cosas,
aunque a veces sólo sé que soy un hombre,
este hombre, esta limitación
lunes, 5 de octubre de 2015
AL PIE DEL DIA (Jaime Sabines)
16:10
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