Pasa buscando
entre los seres queridos
de pronto.
Suena una gota de un ácido
sobre la madera de un ojo.
El techo de la casa cae en cámara lenta,
se desploma el algodón flotante del tiempo.
La sed de los drenajes borbota,
hierve hacia abajo como algunos pulmones,
y del miedo no se mueve ni una hoja.
El aire juega con la cola de la cebolla,
mientras la sombra de un niño se acurruca en un rincón de la madre.
El sueño tiene los ojos abiertos al nivel del mar.
Recórreme, desde las plantas de mi dolor,
hasta la punta de mi cabeza giratoria,
y encuentra algo de mí que yo conozca.
Me puse todo en el bote de la basura de Dios.
lunes, 5 de octubre de 2015
LA SIRENA DE LA AMBULANCIA (Jaime Sabines)
16:25
No comments
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario